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miércoles, 10 de febrero de 2010

ANA DE AUSTRIA



Ana de Austria (Valladolid 1601 — París 1666) Reina de Francia. Hija de Felipe III de Castilla i Margarita de Austria, fue casada con Luís XIII de Francia el 1615. Regenta Francia en nombre de su hijo Luís XIV (1643), gobernó con Mazzarino. Bajo su regencia alguien liquidó la revuelta de la Fronda, poso fin a la guerra de los Treinta Años i firmó el tratado de los Pirineos.

ANA I DE INGLATERRA



Ana I de Inglaterra (Londres 1665 —1714) Reina de Inglaterra, de Irlanda y de Escocia (1702-14), del linaje Stuart. Segunda hija de Jaime II de Inglaterra y deAna Hyde; en 1683 se casó con Jorge de Dinamarca. Durante la revolución del 1688, que entroniza a Inglaterra el stadhouder de Holanda Guillermo d’Orange (Guillermo III de Inglaterra), marido de su hermana María, Ana se mantuvo al margen de la política, pero por el’Acto of Stablishment del 1701 fué declarada sucesora del su cuñado. Durante su reinado fué llevada a termino la unión política de Inglaterra y Escòcia por el Acta of Unión (1707).

ANA BOLENA


Anna Bolena [o Anne Boleyn]


(? 1507 —Londres 1536) Reina de Inglaterra, segunda mujer de Enrique VIII. Su matrimonio influyo en la ruptura de Enrique VIII con la Iglesia de Roma. Madre de la futura reina de Isabel I de Inglaterra, fue acusada de adulterio por Enrique VIII.


ULRICA LEONOR

Ulrica Leonor (en sueco Ulrika Eleonora)
(Estocolmo, 23 de febrero de 1688 - Estocolmo, 24 de noviembre de 1741). Reina de Suecia desde el 30 de noviembre de 1718 al 29 de febrero de 1720, y desde entonces reina consorte hasta su muerte. Era también duquesa de Bremen y princesa de Verden (1718-1719) aunque estos territorios estaban ocupados por los daneses desde 1712. Fue la hija menor del rey sueco Carlos XI y de Ulrica Leonor de Dinamarca. Contrajo matrimonio con el príncipe Federico de Hesse-Kassel el 24 de marzo de 1715. No tuvo hijos.
A raíz de la muerte de su hermano
Carlos XII el 30 de noviembre de 1718, se produjeron una serie de discusiones acerca de la sucesión, las cuales se zanjaron en su favor después de que ella aceptara abolir la monarquía absoluta. Su gobierno fue débil, dependiente de la aristocracia y sobre todo de su marido, circunstancia que la llevó a deponer la corona tras poco más de un año de reinado.
Tan pronto como alcanzó la edad adulta tuvo muchos pretendientes, entre los que se encontraba el príncipe Federico, heredero de Hesse-Kassel. Éste pidió la mano de la princesa desde 1710, cuando Ulrica Leonor contaba con 12 años, pero el compromiso oficial fue hasta el 23 de enero de 1714. El matrimonio se celebró el 24 de marzo de 1715. Después de la muerte de su hermana Eduviges Sofía en 1708, Ulrica Leonor era el único miembro de la familia real con mayoría de edad, salvo su anciana abuela Eduviges Leonor. Al encontrarse su hermano el rey Carlos XII de campaña en el extranjero, la princesa comenzó a inmiscuirse en los asuntos políticos.
A finales de 1712 o comienzos de 1713 el rey consideró designar a Ulrica Leonor como regente, pero nunca lo llevó a cabo. El consejo real convenció a la princesa de asistir a sus asambleas. En 1713, algunos miembros del consejo propusieron que Ulrica Leonor fuese nombrada virreina, en ausencia del rey y como la más próxima heredera de la corona. Ante el parlamento, la princesa mostró aptitudes políticas y gran interés por los asuntos del Estado. A partir de entonces, comenzó a gobernar de facto como regenta, y firmaba la mayoría de los escritos del parlamento.

CRISTINA DE SUECIA

Cristina de Suecia

Estocolmo, 1626-Roma, 1689) Reina de Suecia. Hija de Gustavo Adolfo II, a quien sucedió a la temprana edad de seis años bajo la tutela del canciller Oxenstierna. En 1644, a los dieciocho años, fue declarada mayor de edad y reinó personalmente. En 1645 firmó el tratado de Brömsebro con Dinamarca, obteniendo importantes concesiones, y agilizó las negociaciones de los tratados de Westfalia (1648), dando un decisivo paso para la conversión de Suecia en una gran potencia. Persona muy culta y con una gran inquietud intelectual, fue protectora de las letras y las artes, y se rodeó de los sabios más eminentes de su época, entre los que destacan Descartes y Grocio, con quienes organizaba largos debates en los que siempre aportaba reflexiones interesantes. Después de apartar del poder a Oxenstierna, emprendió una política de dispendio y se mostró poco interesada en la hacienda del reino, lo que afectó gravemente las finanzas suecas y minó su popularidad. De temperamento sensible, inestable y nervioso, rechazó el matrimonio, y para gobernar siguió el consejo de una corte de personajes intrigantes, como el médico francés Bourdelot, el conde de La Gardie, Pimentel, Tott y otros. En 1654 renunció al trono en favor de su primo Carlos Gustavo príncipe del Palatinado, que fue coronado como Carlos X Gustavo. A partir de entonces se dedicó a viajar y pasó largas estancias en diversos países europeos, estableciéndose en Bruselas. Once años más tarde, durante su estancia en Innsbruck, anunció su conversión al catolicismo y se trasladó primero a Roma y más tarde a Francia, para fijar al fin su residencia en Fontainebleau, donde se vio envuelta en el asesinato, el 10 de noviembre de 1657, de su presunto amante, el caballerizo mayor Monaldeschi. Tras el escándalo, se trasladó de nuevo a Roma, ciudad en la que pasó los últimos años de su vida rodeada de intelectuales.

ISABEL I


ISABEL I LA CATÓLICA

Si la reina Isabel I de Castilla ocupa un lugar de primer plano en los anales, es por el protagonismo que le tocó ejercer en la formación de la doble monarquía castellano-aragonesa y del Estado moderno, conformando un modelo político que recogerán y ampliarán los Austrias y que se mantendrá por lo menos hasta la extinción de aquella dinastía, a finales del siglo XVII. El primer paso lo constituyó la marcha al poder. No fue fácil. Isabel actuó con determinación y astucia para convertirse en princesa de Asturias, heredera y luego reina «propietaria» de Castilla. Para ello tuvo que humillar a su sobrina Juana, a esa que ha pasado a la Historia como la Beltraneja. En Guisando (1468), Enrique IV no declara que su hija es ilegítima; sencillamente la excluye de la línea sucesoria por miedo a un sector de la aristocracia; en último término, Isabel debió la corona de Castilla, no a sus derechos, sino a la fuerza de los que la apoyaban; ella le quitó pues el trono a la verdadera heredera, aunque luego, con el tiempo, después de su victoria en la guerra de sucesión, gobernó de tal manera que logró legitimar a posteriori su reinado, lo mismo que hiciera su nieto, Carlos I, que realizó un golpe de Estado para reinar junto con su madre -a la que siempre se consideró como reina legítima de Castilla- y que, tras una guerra civil, acabó siendo aceptado y legitimado. En ambos casos, si no salieran bien las cosas, los protagonistas hubieran sido acusados de haber usurpado el poder e incluso se les hubiera podido destronar.

El segundo paso lo da Isabel en 1469, ya admitida como princesa de Asturias, al decidir casarse con Don Fernando, heredero de la corona de Aragón. Lo hace con suma cautela y muchas precauciones. El acuerdo de Cervera reservaba a la sola Isabel la condición de heredera de la corona de Castilla. En Segovia, muerto Enrique IV (1474), Isabel se proclama «reina y propietaria» de Castilla; Fernando queda reducido a la humillante situación de rey consorte, y eso que él se consideraba, por línea de varón, como el más directo sucesor de Enrique IV. Hace falta mucha diplomacia para llegar a la sentencia arbitral de Segovia (enero de 1475) en la que se vuelven a reiterar los derechos de Isabel pero se conceden a Fernando amplios poderes que lo equiparan de hecho con su esposa. Pero aun así no se pierde de vista la meta: la unión definitiva de las dos coronas de Castilla y Aragón. Al redactar su primer testamento, en mayo de 1475, en vísperas de la guerra con Portugal, Fernando instituye a la Infanta Isabel, entonces hija única del matrimonio, como su heredera, incluso para Aragón, donde convendría suprimir la cláusula que excluye a las mujeres de la sucesión al trono. Toma estas disposiciones «por el gran provecho que de los dichos reinos resulta y se sigue de ser así unidos con estos de Castilla y León, que sea un príncipe rey y señor y gobernador de todos ellos».

viernes, 29 de enero de 2010

ISABEL II DE ESPAÑA